Según un estudio, tener una vocación y no desarrollarla conduce a una peor salud física y psicológica, peor incluso que no tener una vocación definida.
El debate de si determinados rasgos como la inteligencia y la personalidad son innatos o aprendidos lo podemos ver desde la época de los antiguos filósofos griegos.
Las hormonas ováricas que impulsan el ciclo menstrual pueden llevar a las mujeres a dificultades emocionales, especialmente a que sean más vulnerables a trastornos alimentarios.